
Evidencia
Estilos de aprendizaje
El concepto de estilos de aprendizaje parte de la idea de que cada persona tiene un enfoque o estilo de aprendizaje concreto.
¿En qué consiste?
El concepto de estilos de aprendizaje parte de la idea de que cada persona tiene un enfoque o estilo de aprendizaje concreto. En teoría, por tanto, el proceso educativo será más eficaz o eficiente si el alumnado adquiere los conocimientos a través del estilo o enfoque específico que haya sido identificado como su estilo de aprendizaje.
Por ejemplo, el alumnado que tenga un estilo de aprendizaje de «escucha» aprenderá más a través de cuentos y debates, y menos mediante ejercicios escritos tradicionales.
Conclusiones principales
- El número de estudios de calidad sobre estilos de aprendizaje es sumamente bajo, por lo que no se muestra ningún impacto. Los centros educativos que implementan metodologías con evidencias muy escasas deben plantearse detenidamente de qué forma supervisarán los efectos de la metodología y mitigarán el riesgo de que tenga consecuencias negativas.
- Es muy poco probable que todo el alumnado tenga un único estilo de aprendizaje, por lo que restringir las actividades a aquellas que coincidan con las preferencias que hayan expresado puede dañar su progreso. Esto ocurre especialmente con el alumnado más joven que está cursando educación primaria, ya que sus preferencias y la forma de abordar el aprendizaje aún son muy flexibles.
- Etiquetar al alumnado según un estilo de aprendizaje determinado puede perjudicar su convicción de que es capaz de prosperar en los estudios con esfuerzo y le ofrece una excusa para el fracaso.
- Parece más prometedor centrarse en otros aspectos de la motivación y la autorregulación para lograr que el alumnado participe en actividades didácticas.
- El objetivo del profesorado deber ser fomentar que el alumnado se responsabilice del éxito de su aprendizaje y desarrolle sus propias estrategias y modalidades para lograrlo.
¿Qué eficacia tiene?
La falta de estudios identificados que prueben las metodologías de estilos de aprendizaje de manera rigurosa, como se observa a través de una búsqueda sistemática, implica que no hay garantías suficientes para determinar el progreso en meses que se podría alcanzar.
Hay muy pocas evidencias sobre la existencia de un conjunto coherente de estilos de aprendizaje que pueda utilizarse para identificar de forma fiable las diferencias genuinas en las necesidades de aprendizaje de los y las jóvenes, y los datos disponibles sugieren que no resulta útil asignar al alumnado a grupos o categorías sobre la base de un supuesto estilo de aprendizaje. Es especialmente importante no etiquetar al alumnado de primaria, ni permitir que crea que su estancamiento se debe a su estilo de aprendizaje.
Las preferencias de aprendizaje varían en diferentes situaciones y a lo largo del tiempo, y hay datos que indican que la preferencia cognitiva y el tipo de tareas pueden estar conectados (por ejemplo, la visualización resulta especialmente valiosa para algunos ámbitos de las matemáticas). Sin embargo, los estudios en los que las actividades docentes están dirigidas a un alumnado determinado basándose en un estilo de aprendizaje identificado no han demostrado ningún beneficio significativo de forma convincente, en especial para el alumnado con resultados más modestos. Generalmente, el impacto registrado es poco o negativo.
Disminuir la brecha de la desventaja
Los estudios en los que las actividades pedagógicas están dirigidas a un alumnado determinado basándose en un estilo de aprendizaje no han indicado ningún beneficio en el rendimiento del alumnado y, por tanto, es poco probable que agrupar al alumnado según estilos de aprendizaje sea una estrategia eficaz para disminuir la brecha de rendimiento.
Parece improbable que las metodologías pedagógicas adaptativas sean valiosas si el profesorado establece expectativas más bajas para determinados alumnos. Es importante no etiquetar al alumnado de menor edad ni atribuir un rendimiento bajo a su estilo de aprendizaje puesto que puede tener un efecto negativo en su motivación y autoeficacia. Esto plantea un riesgo especial para el alumnado de entornos desfavorecidos que, en general, es más probable que tenga un rendimiento previo más bajo.
¿Cómo puedes implementarlo en tu entorno educativo?
Hay muy pocas evidencias sobre la existencia de un conjunto coherente de estilos de aprendizaje que pueda utilizarse para identificar de forma fiable las necesidades de aprendizaje de los y las jóvenes. En lugar de eso, el profesorado que desee dirigir el aprendizaje de forma eficaz podría tener en cuenta otras prácticas docentes y de aprendizaje, como por ejemplo:
- Entender las diferencias del alumnado, incluidos sus diferentes niveles de conocimientos previos y sus barreras al aprendizaje.
- Garantizar a todo el alumnado una enseñanza receptiva, que incluya demostraciones, explicaciones y andamiaje y feedback de calidad.
- Proporcionar apoyo académico dirigido cuando se identifiquen necesidades de aprendizaje.
- Ayudar al alumnado a planificar, supervisar y evaluar su propio aprendizaje.
- Al agrupar al alumnado, se debe supervisar minuciosamente el impacto en el progreso, la motivación y la conducta.
Al tratarse de una metodología basada en el aula, las actividades las imparten el profesorado titular o el profesorado auxiliar.
Coste
Los costes se consideran muy bajos, y normalmente implican la preparación de una mayor variedad de materiales de enseñanza y aprendizaje. Algunas de las pruebas disponibles de estilos de aprendizaje son de pago y es importante ser conscientes de la falta de validez y fiabilidad de estas pruebas puesto que no hay datos que indiquen la existencia de los estilos de aprendizaje indicados anteriormente.
Al introducir nuevas metodologías, los centros educativos deben tener en cuenta la implementación. Para obtener más información, consulta Pongamos los datos en práctica: Una guía de implementación para escuelas.
¿Qué fiabilidad tienen las evidencias?
La falta de estudios identificados que prueben las metodologías de estilos de aprendizaje de manera rigurosa implica que la solidez de los datos en torno a los estilos de aprendizaje se considera muy baja. En el caso de temas con datos muy escasos, no se muestra un progreso en meses. No se identificaron estudios que cumpliesen los criterios de inclusión indicados previamente.
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