Reducir la ratio de estudiantes por aula

Hay indicios de que cuanto menor es el número de estudiante por aula o por grupo de enseñanza, mayor es el abanico de metodologías que el profesorado puede emplear y mayor es la atención que cada estudiante recibe, lo que se traduce en una mejora de los resultados del alumnado.

1. Reducir la ratio de estudiantes por aula tiene un ligero efecto positivo con un progreso medio de dos meses. La mayoría de los estudios analizan reducciones de 10 alumnos. Es poco probable que reducir ligeramente la ratio de estudiantes por aula (por ejemplo, de 30 a 25 estudiantes) sea rentable en comparación con otras estrategias.
2. Existen ciertas evidencias que indican beneficios adicionales de la reducción de la ratio de estudiantes por aula en niños de menor edad, por lo que puede ser una metodología más eficaz durante las primeras etapas de primaria. 
3. Las aulas con menos estudiantes solo afectan al aprendizaje si la reducción permite que el profesorado enseñe de otro modo, por ejemplo, con interacciones de mayor calidad con los alumnos o minimizando las interrupciones.
4. Los beneficios de la reducción de la ratio de estudiantes por aula probablemente se deriven de la mayor flexibilidad para organizar al alumnado y la calidad y cantidad de feedback que recibe (véase Feedback).
5. Como alternativa a la reducción de la ratio de estudiantes por aula, se puede cambiar la forma en que se asigna el personal (tanto profesorado titular como profesorado auxiliar) para que pueda trabajar de una forma más intensa con grupos más reducidos (véase Clases en grupos reducidos).

El impacto medio de reducir la ratio de estudiantes por aula es de alrededor de un mes adicional de progreso a lo largo de un curso académico. Las evidencias en esta área son muy limitadas, de manera que se deben tratar con cautela.

La cuestión clave parece ser si la reducción es lo suficientemente significativa para permitir que el profesorado cambie su metodología de enseñanza cuando trabaja con un grupo más reducido de estudiantes y si, como consecuencia, el alumnado modifica sus conductas de aprendizaje. Si no se produce ningún cambio, entonces, quizás no resulte sorprendente que sea poco probable que el aprendizaje mejore. Cuando un cambio en la metodología de enseñanza viene acompañado de una reducción de la ratio de estudiantes por aula (algo que parece difícil de conseguir hasta que las aulas tengan menos de unos 20 estudiantes), entonces, se pueden identificar beneficios en el rendimiento escolar, además de las mejoras observadas en la conducta y la actitud.

Las evidencias de estudios internacionales sugieren que reducir la ratio de estudiantes por aula puede tener efectos positivos en los resultados del alumnado cuando se implementan con grupos de alumnos de entornos socioeconómicos desfavorecidos. Algunos estudios también han concluido que las ratios más bajas en primaria pueden tener un impacto positivo mayor en los alumnos desfavorecidos que en sus compañeros.

En el Reino Unido, hay evidencias que sugieren que los alumnos de 4 a 6 años que han tenido un rendimiento más bajo y procedentes de entornos socioeconómicos más bajos pueden beneficiarse de ratios más bajas, aunque el límite de alumnos por aula en el que se puede identificar este beneficio varía entre las áreas de lengua y matemáticas, y posiblemente también en el área de geografía.

Las evidencias sugieren que no se observan efectos importantes derivados de la reducción de la ratio de estudiantes por aula hasta que la ratio se disminuye considerablemente (a menos de 20 o incluso 15 alumnos). La cuestión clave parece ser si la reducción es lo suficientemente significativa para permitir que el profesorado cambie su metodología de enseñanza cuando trabaja con un grupo más reducido de estudiantes y si, como consecuencia, el alumnado modifica sus conductas de aprendizaje. Para una implementación de calidad de la reducción de la ratio de estudiantes por aula se podría valorar lo siguiente:

• Nuevas ocasiones en las que proporcionar feedback al alumnado.
• Tiempo para establecer una interacción de calidad entre el alumnado y el profesorado, p. ej. adaptando las metodologías en estrecha colaboración con el alumnado.

Los costes asociados a la reducción de la ratio de estudiantes por aula son muy elevados, puesto que se requerirá personal docente adicional para reducir las ratios.

La estimación no contempla el posible coste de necesitar nuevas aulas para impartir las nuevas clases que pueden surgir al reducir la ratio de estudiantes por aula. Por tanto, disponer de espacios para impartir las sesiones es un requisito previo para la reducción de la ratio de estudiantes por aula; sin estos espacios los costes probablemente sean mucho más elevados.

La fiabilidad de las evidencias en torno a la reducción de la ratio de estudiantes por aula se considera muy limitada. Se han identificado 45 estudios. En general, el tema bajó tres grados en la solidez de la evidencia porque:

• Un gran porcentaje de los estudios no constituyen ensayos controlados aleatorizados. Si bien otros diseños de estudios siguen ofreciendo información importante sobre la eficacia de las metodologías, existe el riesgo de que los resultados se vean influidos por factores desconocidos que no forman parte de la intervención.
• Un gran porcentaje de los estudios no se evaluaron de forma independiente. Las evaluaciones realizadas por organizaciones vinculadas a la metodología, por ejemplo, proveedores comerciales, suelen tener un impacto mayor, lo que puede influir en el impacto general del tema.
• Se observa una gran variación por causas desconocidas entre los resultados incluidos en el tema. Todas las revisiones muestran cierta variación en los resultados, por lo que es importante analizar más allá de la media. La variación por causas desconocidas (o heterogeneidad) reduce nuestra certeza en los resultados ya que no hemos podido probar en el análisis cómo el contexto, la metodología o el enfoque influyen en el impacto.