El valor de las evidencias de impacto negativo
Estudio
El valor de las evidencias de impacto negativo
La evaluación de un ambicioso programa británico centrado en el alumnado con peores resultados muestra el nulo impacto de la intervención después de dos años
Nivel educativo
- Profesorado
Área de conocimiento
- Formación de profesorado
Puede resultar desalentador que un ambicioso programa de mejora del desempeño escolar no arroje impactos positivos, máxime si está enfocado a aquellos niños y aquellas niñas con peores resultados académicos y a aquellos que proceden de entornos más desfavorables. Es lo que la evaluación del programa Achievement for All, llevado a cabo por la organización británica con el mismo nombre, ha demostrado después de varios años trabajando con 134 escuelas del Reino Unido y con un total de 6.338 estudiantes y sus familias.
El programa Achievement for All, centrado en el alumnado de 4.º y 5.º grado (de ocho a diez años) con peores resultados académicos y de extracto social más bajo (por ejemplo, los niños y las niñas que acceden a las ayudas de comedor escolar), actuaba mediante un sistema de coaching del profesorado y de los equipos directivos que ponía el acento formativo en tres áreas: liderazgo educativo, enseñanza y aprendizaje, e implicación de las familias en la educación escolar. Las sesiones llevadas a cabo por los mentores de la organización y los investigadores se estructuraron en cinco periodos, pero su impacto sobre el alumnado fue, cuando menos, nulo.
La evaluación del alumnado a lo largo de los dos cursos señalados demostró que sus resultados en lengua y matemáticas estaban, incluso, entre dos y tres meses escolares por detrás del alumnado que formaba parte del grupo de control y que reunía las mismas condiciones de bajo rendimiento académico y entorno socioeconómico que el alumnado seleccionado para la intervención. Es decir, no puede decirse que el alumnado de los colegios en los que se trabajó tuviera peor situación de partida.
Pero, además, se comprobó que la mayor atención sobre estos niños tampoco había logrado mejorar ni su autoestima, ni sus expectativas, ni sus objetivos; ni tampoco la percepción que tenían de la implicación de su familia en su desarrollo educativo.
Los niños y las niñas evaluados manifestaron que sí sentían que alguien en el colegio les prestaba atención, pero está claro que esto no fue suficiente para que mejoraran ni su rendimiento ni su autoestima.
Pese a los resultados decepcionantes, la mera evaluación del programa –a cargo de investigadores de la Universidad de Manchester– y su publicación por parte de la Education Endowment Foundation dicen mucho de la seriedad con la que se toman las intervenciones educativas y la generación de evidencias en el Reino Unido.
Las evidencias de impacto negativo son igual de valiosas para la comunidad educativa que las de impacto positivo si su evaluación ha sido rigurosa, pues conocer al detalle qué es lo que no ha funcionado en otras intervenciones es clave a la hora de impulsar cualquier transformación educativa.
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