El envío de mensajes a los padres, una buena arma para combatir el absentismo crónico

Estudio
El envío de mensajes a los padres, una buena arma para combatir el absentismo crónico
Una investigación experimenta con distintos tipos de mensajes
tecnologías de la información y la comunicación
Nivel educativo
- ESO
- Educación Primaria
Área de conocimiento
- Educación emocional
- Formación de profesorado
- Evaluación Educativa
Competencias
- Competencia personal, social y de aprender a aprender
Una investigación experimenta con distintos tipos de mensajes
Una investigación pionera en EE. UU. experimenta con diferentes tipos de mensajes y muestra la eficacia de uno de estos
¿Podría servir el envío de mensajes de WhatsApp o de aplicaciones similares para disminuir el absentismo escolar crónico? Esto es lo que se preguntaron en el Instituto de Ciencias de la Educación de EE. UU. –del Departamento de Educación del Gobierno–, y decidieron responderlo con la implementación e investigación de una estrategia de envío de mensajes a los padres de los estudiantes. Si cualquier persona está permanentemente recibiendo mensajes de diversa procedencia, ¿por qué no iba a recibirlos de algo tan importante como el colegio de su hijo, máxime para notificar que este no ha aparecido por clase en toda la mañana?
El absentismo escolar crónico es uno de los problemas de la educación más enquistados y que más preocupan en EE. UU., ya que alcanza a un 10% del alumnado (unos seis millones). Hay numerosas iniciativas impulsadas por autoridades nacionales, estatales y municipales, y hasta por organizaciones, universidades e institutos de investigación, para disminuir la incidencia de este problema y, con ello, sus efectos en la sociedad (desempleo, pobreza, delincuencia…).
La referida estrategia de envío de mensajes logró una pequeña pero significativa disminución de los índices de absentismo después de experimentar durante un año con 26.000 estudiantes de Primaria y sus familias.
Los investigadores pusieron en marcha cuatro tipos de mensajes (con diferentes enfoques, grados de personalización y de implicación parental) con cuatro grupos diferentes de estudiantes de la escuela elemental. Su objetivo era estudiar qué tipo de mensaje podría resultar más eficaz para el objetivo propuesto.
Durante el primer cuatrimestre (de final de agosto a final de diciembre), los padres de los grupos 1 y 2 recibieron mensajes generalistas sobre los beneficios de asistir a clase (en clave positiva). Durante la segunda mitad del curso (de enero a mayo), los padres de los grupos 3 y 4 recibieron mensajes generalistas advirtiendo de las consecuencias del absentismo (en clave negativa). Y, durante este segundo periodo del curso, además, se enviaron mensajes extra específicamente dirigidos a los progenitores de aquellos estudiantes que faltaban a clase de manera habitual. Para los de los grupos 1 y 3, los mensajes eran enviados por miembros del equipo del colegio y simplemente informaban de la falta de asistencia de sus hijos. Para los de los grupos 2 y 4, los mensajes no daban información sobre la asistencia a clase, pero buscaban la implicación de los padres al pedirles que fijaran objetivos de asistencia semanales a sus hijos, y al final de cada semana se les reportaba un mensaje con el cumplimiento de los objetivos alcanzados.
A final de curso, el experimento arrojó los siguientes resultados:
• Las cuatro versiones de mensajes contribuyeron a disminuir el absentismo crónico. La tasa de absentismo crónico esperada cayó de 2 a 7 puntos porcentuales, y donde más se redujo fue entre los estudiantes con un historial previo de alto absentismo. Sin embargo, no se observó que mejoraran los logros académicos de los estudiantes en ninguno de los grupos.
• Los mensajes informativos en positivo (sobre los beneficios de asistir a clase) y los negativos (advirtiendo de las consecuencias de no asistir) surtieron el mismo efecto.
• Los mensajes de informe de faltas cada vez que se producían y que los profesores u otros miembros del colegio enviaban a título personal resultaron ser más efectivos que aquellos otros de tipo cooperativo que llamaban a los padres a fijar objetivos de asistencia semanales. Pero solo resultaron más efectivos en el caso de los absentistas crónicos. Es decir, parece que el mero hecho de informar de manera instantánea sobre las faltas del estudiante fuera más eficaz a la hora de implicar a los padres que la petición misma de que se implicaran.
• Los investigadores valoran como positivo que solo un 12% de las familias se diera de baja del servicio de mensajería, por lo que consideran que las estrategias de comunicación con las familias que utilicen este método son sostenibles.
Aunque el impacto pueda parecer bajo, hay que tener en cuenta el tamaño del problema en EE. UU. y el irrelevante coste de la iniciativa investigada. Sobre todo por esto último, la evidencia invita a poner en marcha estrategias similares en centros con elevadas tasas de alumnado absentista. En España, la comunicación entre centros y familias a través del correo electrónico empieza a ser algo habitual, pero es difícil saber, para los docentes y los equipos directivos, qué porcentaje de familias lee los mensajes que reciben. Las llamadas telefónicas requieren un tiempo y una dedicación, y no siempre son atendidas. Los mensajes de texto enviados al teléfono pueden ser más eficaces en caso de avisos importantes, como podría ser el de las faltas reiteradas e injustificadas. Sería interesante estudiar los efectos de cualquier estrategia que llegue a ponerse en marcha en este sentido.
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