Actualidad Equipo EduCaixa - 25/01/2016

Un proyecto de tecnologías creativas para crear entornos interactivos


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Esta semana, el IES Príncep de Viana de Barcelona ha vivido una sesión de tecnología muy especial. El aula-taller se llenó de periodistas y alumnos para asistir a la presentación  del programa "Impulsamos la robótica. Tecnologías creativas en el aula", ideado por la empresa sueca Arduino-Verkstad con la colaboración del Departament d'Ensenyament de la Generalitat de Catalunya y el apoyo de la Obra Social "la Caixa".

En la presentación intervinieron Javier Bertolín, director adjunto del Área Territorial y Centros de la Fundación "la Caixa"; Joan Gumbert, subdirector general de Innovación, Formación y Orientación del Departamento de Educación, y David Cuartielles, "ideólogo" del proyecto y cofundador de Arduino-Verkstad.

El programa, en el que ya trabajan alumnos de y 4º de ESO de 52 centros catalanes, tiene como objetivo estimular el uso de la tecnología como herramienta para la creación y las vocaciones técnicas en estudiantes de 13 a 17 años.

EduCaixa asistió a la presentación para la prensa y tuvimos la oportunidad de conversar con el ingeniero David Cuartielles.

¿En qué consiste el proyecto "Impulsamos la robótica. Tecnologías creativas en el aula"?

Es un programa dirigido a los profesores para desarrollar las clases de tecnología en base a proyectos prácticos. El enfoque se basa en la indagación y en el desarrollo de ideas, con actividades organizadas para que el estudiante vaya evolucionando a medida que crea, juega y aprende con un experimento.

Los alumnos trabajan en base a los kits diseñados por Arduino. ¿Cuál es el objetivo y la dinámica de esta formación?

Queremos que los alumnos aprendan a programar (processing), dominen la electrónica básica, sean capaces de diseñar y crear circuitos simples y desarrollen conceptos de robótica.

Los centros inscritos en el proyecto trabajan en base a los 52 kits y experimentos desarrollados por Arduino, que también proporciona formación a los profesores y comunicación constante a través de un entorno virtual. Las actividades se ajustan al tiempo de duración de una clase de secundaria y permiten al profesor actualizarse en temas concretos a medida que se desarrolla el trabajo.

En Arduino siempre habláis de "tecnologías creativas"… ¿Por qué?

La tecnología por sí misma no tiene sentido: es muy difícil atraer a un joven hablándole de algoritmos. La clave es buscar cómo esta tecnología se puede aplicar a su mundo, a algo que le interese. Este es un ingrediente fundamental que nos aportan los alumnos y el espíritu creativo clave de este proyecto.

Anteriormente habéis desarrollado proyectos similares en Castilla-La Mancha y Madrid. ¿Cómo los valoras?

Las experiencias hasta ahora han sido fantásticas. Los alumnos están predispuestos y es fácil motivarlos: les ofreces herramientas actualizadas y se involucran porque se sienten partícipes de lo que hacen. También me gusta destacar la reacción de los profesores, ya que al principio ven complicado poder aplicar el proyecto pero luego acaban encantados. Prueba de ello es la plataforma online para trabajar y compartir experiencias, que funciona muy bien e incluso va más allá de los contenidos del proyecto. Por tanto vemos que la experiencia es viable y factible.

¿Cómo valoras la educación en tecnología que se imparte en los centros educativos?

De entrada, creo que el currículum es muy amplio y está muy centrado en la historia de la tecnología; esto deja muy poco tiempo para los proyectos prácticos. De hecho, la tecnología es una materia que consiste en transferir conocimientos científicos al mundo real. Pienso que, sin sacrificar la "teoría", es necesario buscar un formato de clase diferente.

Nosotros no aspiramos a que todo el mundo se convierta en ingeniero, el objetivo es hacer una materia en la que los alumnos interactúen directamente con el mundo físico y aprendan de forma empírica.

Eso es lo que hace precisamente Arduino con proyectos como "Impulsamos la robótica. Tecnologías creativas en el aula"…

Queremos que los alumnos tengan sentido crítico respecto a la tecnología: que sepan discernir en qué ocasión es útil o cuando conviene utilizar una u otra herramienta. El problema es que nuestro sistema educativo es muy rígido: no está diseñado para cambiar cuando la sociedad cambia... Por ejemplo, en la universidad en la que yo trabajo en Suecia, tenemos un reparto de créditos más flexible y los profesores tienen la libertad de adaptar el contenido –dentro del mismo curso- a las necesidades o actualizaciones del momento. Por suerte, para aplicar nuestro proyecto en España, nos han permitido usar seis meses del curriculum oficial del curso.

¿Cómo es el proceso de adaptación de conceptos tan técnicos, como por ejemplo la programación, para un público escolar?

Este proyecto lo creé para la universidad hace 13 años. Adaptarlo no ha sido fácil: mi trabajo ha consistido en pensar "como será este profesor", cómo puede trabajar e interactuar con sus alumnos, cuánto dura una clase (¡en la universidad son de tres horas!) y aquí sólo de 45 minutos… Tienes limitaciones pero, gracias a la experiencia que tenemos como empresa, hemos podido adaptar los contenidos con éxito. Y la revisión y actualización constante nos brindan una oportunidad para crear contenidos que servirán en el futuro.

¿Qué supone la participación de entidades como la Obra Social "la Caixa" o Fundación Telefónica en el desarrollo de estos proyectos?

Sin la implicación de las fundaciones el proyecto no habría podido funcionar. Somos una empresa muy pequeña y no podemos financiar algo así: hacer un piloto cuesta muchísimo dinero. Las fundaciones financian pero también hacen posible la interacción con los centros, la comunicación, el contacto… Son vehículos y puertas de entrada a las instituciones y centros educativos.

¿La programación y la electrónica están al alcance de todos?

Yo creo que sí, pero hace falta alguien que te de la buena entrada. Es como todo, cualquier persona puede aprender casi de todo, lo que falta es adaptar el mensaje a sus necesidades. Y en tecnología es muy importante buscar la forma óptima de hacerlo. Este es mi trabajo, en el que empleo el 99,9% de mi tiempo.

Se prevé hacer públicos los diseños obtenidos con el programa a través de licencias Creative Commons siguiendo la filosofía de Arduino del hardware abierto. ¿Por qué?

Cualquier cosa pagada con dinero público tiene que ser pública. Los centros educativos han vivido siempre bajo el yugo de un suministrador y ello asegura el negocio para la empresa pero es injusto para el sistema educativo. A veces se emplean plataformas desactualizadas, con más de diez años de antigüedad y que no tienen ningún interés en ponerse al día. Para mí no es una buena manera de trabajar.

En nuestra empresa compartimos esta opinión: estamos en el gremio del software libre y debemos seguir apostando por lo que creemos a nivel personal.

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