La historia que hay detrás

 

Durante el confinamiento, las noticias confirmaron un aumento de casos en los trastornos de conducta alumentaria por todo el país, pero también en el entorno más cercano de cuatro jóvenes del Institut Vallvera (Salt, Girona). Por ello, decidieron hacer un estudio a través de una encuesta para detallar cuáles eran los verdaderos efectos del confinamiento y, lo más importante, qué tratamiento podían proponer para ayudar a las personas que sufren de TCA. 

 

 

Buscaron una mejor solución, nuevas respuestas y exploraron el camino para la innovación. Es así como se comporta un auténtico worldshaker: una persona “capaz de trabajar en sus inquietudes para cambiar el mundo”, como decía una de las integrantes del proyecto, Isolda Fita. 

Los resultados del proyecto

 

Más de 400 personas respondieron a la encuesta de este proyecto, con lo que se formó una buena base para sacar conclusiones. Según datos del propio estudio, el 48% de los jóvenes de entre 15 y 17 años conoce al menos a una persona que sufre TCA.

 

El grupo de mujeres de 12 a 19 años obtuvo unos resultados más extremos en comparación con el resto de franjas de edad. Así nos lo explica Afra Vilamanyà, integrante del grupo, en el vídeo que presentaron en el Campus y con el que consiguieron ser seleccionadas para el viaje formativo.

 

 

El estudio confirmó la hipótesis de que el confinamiento por la COVID-19 había agudizado los TCA. Así, las cuatro alumnas del Institut Vallvera quisieron mejorar su proyecto en el EduCaixa Challenge y convertirlo en una propuesta de centro de rehabilitación no convencional. Inspiradas por el centro Esment de Mallorca, plantearon un entorno natural en el que las personas asistían voluntariamente y pasaban por un proceso de recuperación a través de una terapia revolucionaria.