Entrevista a Fernando Trujillo:
Experiencia
Entrevista a Fernando Trujillo
Enseñar en la era digital
Enseñar en la era digital
La digitalización de la educación se acelera y debemos sacar aprendizajes para seguir enseñando y aprendiendo
Es innegable que el proceso de digitalización no empieza con la crisis sanitaria generada por la COVID-19, hay una historia muy larga y prolongada. Lo que ocurre es que yo creo que habíamos entrado en una especie de meseta, si estuviéramos viendo una curva, esta curva habría entrado en una meseta, la cual, los saltos hacia arriba iban despacio, y, de repente, ha ocurrido algo imprevisto que genera nuestro confinamiento y toda nuestra vida digital se dispara. La COVID-19 ha generado la subida de la curva y esto también impacta en el mundo educativo. El confinamiento hace que todos nuestros estudiantes estén en casa, de todas las etapas educativas, en torno a diez millones de personas aprendiendo online, de repente, y esto lógicamente va causar un impacto.
Y lo interesante no es solo cómo ahora hemos digitalizado la docencia y el aprendizaje, sino los aprendizajes que vengan, fundamental, para el curso que viene y, todavía más importante, para el curso que viene, el curso 2021-2022. Ahí es donde se va a medir nuestra capacidad colectiva de aprender de una situación de crisis como esta.
No solo necesitamos modelos de programación ajustados a lo online, sino que los necesitamos exprés
En relación con la programación y con la planificación que un docente hace antes de cualquier proceso de enseñanza, afortunadamente, tenemos muchos modelos de cómo planificar la docencia online. Tenemos que pensar que tenemos universidades enteras que no existen presencialmente, solo funcionan a través de la red. Es decir, sabemos programar para la red. ¿Cuál es el problema real que tenemos? El problema real que tenemos es el tiempo, tenemos que programar ya, para el próximo lunes, para la próxima semana, y tenemos que programar no en modo simulación, sino en modo live, como si fuera una emisión por streaming, no estamos en una simulación, es decir, lo que programemos va a convertirse en el camino de aprendizaje de nuestro alumnado. Entonces, no solo necesitamos modelos de programación ajustados a lo online, sino que yo diría modelos de programación exprés.
Existen dos grandes pasos para realizar una programación ajustado a lo online
1.- IDENTIFICAR LAS IDEAS Y TAREAS QUE QUEREMOS ENSEÑAR
El primer paso sería, mira, concéntrate en cuáles son las grandes ideas que tienes que comunicar en el tiempo que estés programando, cuáles son las grandes ideas, ese concepto fundamental cuya comprensión realmente es absolutamente necesaria para el individuo, para su desarrollo. A partir de esa gran idea, qué tarea auténtica va a realizar la gente que aprende contigo, tus estudiantes, para demostrar que ha comprendido ese concepto.
2.- DEFINIR ACTIVIDADES QUE MEJOREN LA COMPRENSIÓN
Y después tienes que insertar el paso insertar, el paso dos, y el paso dos son las actividades que te llevan desde esa idea hasta esa tarea auténtica que tú puedes realizar para demostrar comprensión. Por ejemplo, si la tarea auténtica es realizar un sondeo para conocer la opinión de una parte de la población sobre las fake news, porque tú estás trabajando el concepto de fake news, pues tendrás que pensar cuáles son las actividades que llevan de aquí a aquí, porque la clave en digitalización, en educación digital, es que tenemos que visualizar las actividades de aprendizaje como un camino, como una escalera que nos permite llegar a la comprensión.
Tenemos que visualizar las actividades de aprendizaje como un camino
En el aula, es muy interesante, porque en realidad la clave de todo es el contacto visual, esta es la dificultad de ser docente, notar que el contacto visual es el que te permite mantener un flujo de feedback permanente en el que tú vas mirando, viendo la cara de la gente, viendo si estás atento, si no. Toda esa información del contacto visual desaparece en el aprendizaje online y, entonces, necesitamos crear esta escalera, estas secuencias de actividades que garanticen la comprensión, entre otras cosas aportando diversas fuentes de información: aportando ese vídeo, esa lectura, ese momento de tutoría a través de una plataforma de videoconferencia... Bueno, esos son un poco los mimbres para este proceso de planificación exprés al que nos vemos abocados ahora.
Lo digital no cierra ventanas, pero abre muchas oportunidades
Lo interesante del impacto de lo digital en lo pedagógico es que no cierra ventanas, pero sí abre muchas oportunidades. En el terreno de la educación digital hay un concepto de muy difícil traducción al castellano, que es el concepto affordances. Lo que quiere decir es que la tecnología te permite abrir oportunidades que, de otro modo, son muy difíciles. ¿Cómo hacemos que un grupo de estudiantes contacte con un investigador en astrofísica que trabaja en el observatorio que hay en Sierra Nevada, estando ese grupo en Tarragona?
El impacto de lo digital tenemos que verlo como la apertura de posibilidades. Lo que ocurre es que, cuando se abren las oportunidades, resulta que lo digital te anima, no te fuerza, pero te anima a hacer algo, y ese hacer algo significa mancharse las manos, producir algo, crear algo. No solo escuchar algo, no es esta idea de aprender escuchando, sino aprender haciendo. Entonces, la tecnología nos ha hecho volver al pasado cuando, a finales del siglo xix y principios del xx, los grandes pedagogos decían que se puede aprender haciendo, creando cosas. Esto es una propuesta de finales del siglo xix y la tecnología nos pone por delante esta posibilidad. Bueno, pues muchas de estas pedagogías emergentes tienen en la tecnología un poderosísimo aliado.
Lo importante es que tu mochila lleve muchas maneras de enseñar
No hay una receta única, porque enseñar es un proceso complejo, porque depende de quién enseña, de qué quiere enseñar, de a quién quiere enseñar, depende del tiempo, depende de la infraestructura, entonces, no hay una única manera de enseñar. Ahora, por ejemplo, durante el confinamiento, estoy convencido de que muchas compañeras y compañeros habrán optado por grabar vídeos, habrán optado por concentrarse en un momento inicial de videoconferencia y aportar, a lo mejor, lecturas, o proyectos o tareas. Es decir, no hay una sola manera de enseñar, y yo creo que la dificultad de enseñar radica precisamente en que tú tienes que elegir la manera más adecuada de enseñar dependiendo de los objetivos que te estás planteando y de los individuos con los que estás trabajando, etcétera.
Lo importante es que tu mochila lleve muchas maneras posibles de enseñar. Es decir, si tu mochila solo lleva una manera de enseñar, entonces, si tienes un problema, porque entonces estás presuponiendo que esa manera es la mejor y única manera de enseñar para todo el alumnado todas las materias... Y eso sí que es muy discutible hoy, desde la investigación y desde la práctica.
Evaluación sin feedback no sirve para nada
En todo proceso de aprendizaje tiene que haber evaluación. Aprender es un proceso secuencial: vas avanzando poco a poco, a veces tiene retrocesos, tienes avances... Bueno, pues evaluar es observar ese proceso.
Evaluación sin feedback no sirve para nada. Sería como si alguien viniera con una checklist, pero callado, diciendo «ha hecho esto, lo otro, lo otro...». Vale, pues, si no se lo dices, quién aprende no puede solucionar sus problemas, entonces, evaluación y feedback tienen que ir necesariamente unidos.
Y hay una tercera palabra, lejos, que es la palabra calificación, que es importante para el sistema, porque es una manera sintética de comunicar a las familias y al propio Estado una visión muy reducida de ese proceso de aprendizaje, bueno a mí me interesa sobre todo la parte de evaluación y feedback. Y aquí la tecnología tiene también mucho que aportar. De lo que hablamos es de utilizar los recursos que nos ofrece hoy la tecnología para poder recoger datos, procesarlos, comprenderlos y darle un feedback al estudiante. Pongamos un ejemplo muy sencillo, cuando yo era un estudiante más joven y aprendía lenguas, pues no era tan fácil grabarme, por ejemplo, hablando en una lengua extranjera, mucho menos enviarle ese audio a mi profesor o mi profesora, mucho menos que este pudiera coger el audio, pararlo, trocearlo, seleccionar un fragmento, añadirle comentarios y devolvérmelo. Como hoy sabemos, esto es bastante sencillo.
Es decir, el cambio no es solo aprender herramientas, el cambio es una poderosa transformación de nuestra manera de entender la evaluación. Es cierto que hay líneas muy potentes, porque hay una gran inversión en lo que conocemos como aprendizaje adaptativo, que es esta idea de que la inteligencia artificial va a poder permitir, junto con el análisis de los grandes datos, que tú vayas resolviendo una serie de tareas online, se la mandas a la plataforma y el algoritmo, pues, revisa, te da información y además te compara con una base de datos enorme. Bueno, sí, esta es una de las grandes promesas de lo que se conoce como aprendizaje adaptativo. El gran riesgo es que la inteligencia artificial sí nos lleve a la simplificación del currículum, es decir, que tengamos que adaptar el currículum a lo que se pueda trabajar desde estas experiencias de aprendizaje adaptativo, controladas por inteligencia artificial, lo cual, evidentemente, sería un error. Yo creo que la tecnología sí permite una experiencia de evaluación globalmente muy interesante, pero no necesariamente mediada por la inteligencia artificial. El cambio no es solo de aprender herramientas, sino, sobre todo, es un cambio de mentalidad.
Recuperar la autoevaluación y la coevaluación para mejorar la educación
Lo primero, hablando de evaluación y de feedback, ¿quién da el feedback? En un contexto de educación virtual, el feedback no lo puede dar solo el docente, porque es literalmente imposible, en términos cuantitativos, entonces, tenemos que recuperar otras dos propuestas, que siempre han estado ahí, que son la autoevaluación y la coevaluación, la evaluación entre pares. Recordemos siempre que no estamos hablando de calificación, que a lo mejor alguien puede confundirse y pensar «ya estamos en la utopía de que uno se va a calificar a sí mismo». No es eso. Es que tú puedas, por ejemplo, utilizando una rúbrica que te han dado previamente, saber si la tarea que acabas de realizar está en un nivel 1, 2, 3 o 4. Tú observas el producto que has creado y dices «bueno, vamos a ver: de acuerdo con este criterio, con este indicador, pues yo estoy aquí, aquí o aquí». O te lo puede decir un compañero o una compañera a través de coevaluación. O te lo puede decir el docente. Es decir, tenemos una batería de posibilidades que nos permite que el individuo se evalúe a sí mismo, por tanto se dé feedback, a través de una herramienta tipo rúbrica, tipo checklist, etcétera, o puede ser que sea un igual el que evalúe al aprendiz, o puede ser que te lo aporte una persona externa, y ahora vendría, por ejemplo, familias evaluando. No calificando: evaluando. Yo tengo evidencias de centros que ya lo están haciendo, uno de ellos, de ahí, de Barcelona. Familias que evalúan la tarea, el producto, el artefacto que crea. No lo califica, lo evalúa y le asesora y le ayuda.
Yo creo que hay que, de alguna manera, diversificar, tanto quién hace la evaluación y quién aporta feedback, como las herramientas que utilizamos para la evaluación y el feedback.
Vídeo entrevista a Fernando Trujillo
Con motivo del cierre de escuelas y la suspensión de las actividades presenciales educativas, hablamos con Fernando Trujillo para abordar uno de los grandes temas que nos deja la crisis del Coronavirus: la digitalización de la educación y la adaptación de los docentes a ajustar su actividad académica hacia un modelo online.
Fernando Trujillo es profesor en la Universidad de Granada y un referente de la innovación docente en España donde ha dedicado sus principales líneas de investigación en el diseño curricular y el uso educativo de las TIC.
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