LAS FASES Y
LOS MOVIMIENTOS
DE LA LUNA
¿Sabías que las fases de la Luna constituyen, posiblemente, el ciclo natural que se puede seguir con más facilidad en el cielo?
Aquí te explicaremos todos los detalles y secretos de las fases de la Luna.
Galileo's sketches of the moon
El ciclo diario del Sol es casi igual de un día a otro mientras que las fases de la Luna, por su aspecto cambiante, son más fáciles de seguir.
En algunas pinturas rupestres se encuentran representaciones de la Luna, y también en las civilizaciones más antiguas. De hecho, los calendarios de grandes civilizaciones de la antigüedad como la romana o la egipcia se basaron en parte o totalmente en el ciclo lunar con los meses de veintiocho a treinta días. Con el paso del tiempo, la evolución de estos calendarios se combinó con los movimientos del Sol para tratar de mantener estable el ciclo de las estaciones del año, es decir, que la primavera, el otoño, el verano y el invierno siempre coincidan en las mismas épocas del año (como nuestro calendario actual). La división en meses de nuestro calendario se encuentra arraigada al ciclo de fases lunares.
El Sol, por razones geométricas obvias, ilumina solo la mitad de los planetas o de sus satélites, ya que son cuerpos opacos y esféricos, y la luz del Sol solo puede llegar a la mitad de una esfera. La otra mitad se encuentra a oscuras dentro de la misma sombra proyectada por el planeta o el satélite.
Desplaza la Luna por su trayectoria para ver cómo cambia de fase, en función de la posición que tiene respecto al Sol y la Tierra.
De la misma manera que la Luna muestra fases a la Tierra, la Tierra también muestra fases a la Luna. De hecho, las fases de la Tierra y las de la Luna son complementarias, es decir, que la suma de la fase de la Tierra vista desde la Luna y la de la Luna vista desde la Tierra, siempre suman una fase llena.
El mismo fenómeno que vemos en la Luna se puede ver en otros mundos del sistema solar, como en satélites y planetas.
Imagen de los satélites Encélado (el pequeño) y Titán, de Saturno (imagen de la sonda Cassini).
Imagen de Júpiter e Ío desde el espacio vistos por la sonda Cassini donde se ve la fase de los dos cuerpos.
Revolución sidérea (27 días)
La Luna tarda veintisiete días en dar una vuelta completa a la Tierra. A este ciclo completo se le llama revolución sidérea.
Revolución sinódica (29,5 días)
Un ciclo completo de las fases lunares (luna nueva, cuarto creciente, luna llena, cuarto menguante y finalmente volver a la luna nueva) dura veintinueve días y medio. A este ciclo se le llama revolución sinódica.
Esta diferencia de dos días y medio entre los dos ciclos se debe a la combinación de los movimientos orbitales de la Tierra alrededor del Sol y de la Luna alrededor de la Tierra.
Si observas el esquema de la derecha y haces avanzar los días con la ayuda de las flechas, podrás ver que realmente la Luna tarda veintisiete días en dar una vuelta completa a la Tierra, pero como la Tierra está orbitando alrededor del Sol, necesita dos días y medio más para situarse en la misma posición relativa (marcada con la línea roja) en relación con el Sol y la Tierra (la misma fase).
Si siempre vemos la misma cara de la Luna, no es porque esta esté fija en el espacio; al contrario, es porque la Luna gira alrededor de su eje al mismo tiempo que gira alrededor de la Tierra.
Fíjate en la animación que te presentamos, te ayudará a entender por qué vemos siempre la misma cara de la Luna.
La mitad blanca es la cara de la Luna que siempre vemos; la de color verde (naranja?) es la cara que nunca podemos ver desde la Tierra. Desactiva la rotación de la Luna para ver qué pasaría.
Como la Luna siempre muestra la misma cara a la Tierra, desde la Luna la Tierra está fija en el cielo y solo se puede ver desde un hemisferio, el que está orientado hacia la Tierra.
En 1959 se obtuvieron imágenes de la cara oculta de la Luna por primera vez en la historia gracias a la nave soviética Lunik III.
Hoy en día las caras oculta y visible de la Luna están cartografiadas con todo detalle y sabemos que son bastante diferentes. Aunque ambas caras están repletas de cráteres, la cara visible está dominada por los mares lunares, mientras que en la cara oculta prácticamente no hay.
Cuando los movimientos de rotación y traslación tienen la misma duración, como es el caso de la Luna, se dice que la rotación está capturada.
Esto es debido a que las fuerzas de marea de la Tierra sobre la Luna frenan su rotación hasta que se sincronizan. Este efecto se puede ver en otros satélites de otros planetas del sistema solar, como en los satélites galileanos de Júpiter y los más grandes de Saturno.
El caso de Plutón es muy especial: Plutón y su satélite Caronte siempre presentan la misma cara, ya que Plutón capturó la rotación de su satélite y, recíprocamente, Caronte capturó la rotación de Plutón. Así, en Plutón no se puede ver Caronte desde todo un hemisferio, mientras que desde el otro siempre se ve en la misma posición en el cielo.
Cuando la Luna presenta una fase pequeña, creciente o menguante, se puede ver una débil luminosidad en la parte oscura: lo denominamos luz cenicienta. Esta luminosidad cenicienta es la luz del Sol que la Tierra refleja sobre la Luna.
Como hemos comentado antes, las fases de la Luna y de la Tierra son complementarias; por lo tanto, cuando la Luna nos muestra una fase creciente o menguante, la Tierra muestra a la Luna una fase casi llena. Teniendo en cuenta que la Tierra es bastante más grande que la Luna y que refleja mejor la luz del Sol, puede iluminar con intensidad el hemisferio oscuro de la Luna.
Luz del Sol reflejada por la Tierra
Luz del Sol
Luz cenicienta