Hoy os presentaré a un niño rumano que vive con sus padres en España, concretamente en una zona que le parece muy bonita e interesante, Galicia.
Sus amigos le llaman Drago.
Es divertido, porque cada vez que alguien escucha que es de Transilvania u oye su nombre, se pone los dedos índices debajo del labio superior haciéndose el vampiro.
Es verdad que el Conde Drácula es su paisano y que él se llama Dragomir.
Aun así, reconoce que suena un poco parecido y también es cierto que, a veces, se ha aprovechado de la situación, exagerando un poco con las cosas misteriosas de su tierra.